@l-ecrivainn
L'écrivain
Posts
3
Last update
2021-05-14 23:21:55

    «Amarillo y negro»

    Estoy despierto y noto una soga en mi cuello. Trato de liberarme de este mal, pero una caja de madera me priva de ello. Las posibilidades de que viva son mínimas, he desaprovechado mi momento, ahora solo queda morir poco a poco, un día a la vez.

    No, no he muerto, todavía no. Aún tengo que ver al Sol teñir de naranja el paisaje, o escuchar la sangre del mundo corriendo por los ríos, o notar tus ingratos ojos mirando los míos.

    ¿Acaso vale la pena hacerlo? Me veo como un muerto en vida, un ser carente de mariposas en el estómago. Solamente retraso lo que tarde o temprano ocurrirá; qué más da estar aquí, existen almas que arden más que la mía.

    ¿Y qué hay de las melodías que tornan mi día amarillo? ¿No existen? El simple cantar mañanero del animal con alas hace que la tinta rojiza que recorre mi cuerpo circule felizmente.

    En cierta manera, la rutina me prohibió notarlo.

    ¿Amor?

    Soy una guitarra que, con una pobre sonata, llora por tu ausencia; soy un anciano que ansía la llegada de sus nietos, a los cuales no ha visto en más de un año; soy ese par de amigos que discutieron por una situación estúpida, y que ahora, cuando ven pasar una estrella fugaz, le piden un deseo, ese que llama a la unión. Dime, ¿qué soy?

    Soy aquel ser que abandonaste como si de un inocente perro se tratase, o también puedo ser el cúmulo de personas en pobreza extrema, aquellos que le rezan a sus dioses por un día donde abunda el néctar de la vida.

    No, yo no soy todo eso: sí he llorado por tu ausencia, sí he pensado en ti todo el año; pero estoy lejos de ser un ermitaño: el papel que tanto deseas para mí.

    Ambos tomamos caminos diferentes cuando inició la primavera de hace trescientos sesenta y cinco días: tú ya eras un diamante pulido y codiciado, tú ya eras las últimas gotas de agua dulce en un desierto, y decidiste seguir así, pero no conmigo: decidiste hidratar a alguien más.

    Yo nunca fui nada de eso: yo no fui un diamante, sino que una simple roca; yo no era capaz de ayudar a los necesitados, sino que los dañaba. Solo existía algo que nos unía, queríamos hacer florecer la sonrisa del otro.